Año Internacional de la Tabla Periódica

El científico ruso Dmitri Mendeléyev sufrió durante su vida dos importantes contrariedades relacionadas con la química. Le contrarió el descubrimiento del helio (He), un gas noble con masa atómica 4, que no encontraba acomodo en las ocho columnas de la tabla periódica de elementos de que Mendeléyev construyó en 1870. El químico ruso, en base a los huecos de su tabla, había sido capaz de predecir la existencia de varios elementos que aún no habían sido descubiertos, como el escandio (Sc), el galio (Ga), el germanio (Ge) o el tecnecio (Tc), pero fue un contratiempo encontrarse con un elemento como el helio; finalmente, rindiéndose a la evidencia, que es lo que debe hacer cualquier científico sensato, colocó una nueva columna en su tabla, el Grupo 0 (hoy denominado el 18), donde alojar a los gases nobles.

Ya al final de su vida Mendeléyev tuvo otra contrariedad, cuando la Real Academia de las Ciencias de Suecia rectificó su decisión inicial de concederle el Premio Nobel de Química de 1906. La Academia cedió a las presiones de otro célebre químico, el sueco Svante August Arrhenius, enemistado con su colega por las duras críticas públicas que el ruso expresó sobre la teoría de la disociación electrolítica.

En cualquier caso, Mendeléyev, junto con Julius Lothar Meyer, que publicó su tabla un año después que el ruso, tuvieron el enorme merito de sistematizar el conocimiento de los elementos químicos, en lo que se considera uno de los logros más significativos de la ciencia, que permite a los científicos predecir la apariencia y propiedades de la materia del universo y en definitiva, establecer las piezas que componen el mundo material. Por eso la ONU ha declarado el año 2019 como el Año Internacional de la Tabla Periódica de Elementos Químicos(IYPT 2019), coincidiendo con el centenario de una institución de gran relevancia en la química, la IUPAC (Unión Internacional de la Química Pura y Aplicada) (https://iupac.org/), que es la autoridad reconocida en el desarrollo de estándares para denominación de los compuestos químicos.

Se suele considerar que la química moderna nació en 1789 con la publicación del Tratado de Química Elementalde Antoine de Lavoisier. Desde entonces, en poco más de dos siglos, se ha producido un desarrollo espectacular de esta ciencia dedicada al estudio de la composición, estructura y propiedades de la materia, así como de los cambios que esta experimenta durante las reacciones químicas y su relación con la energía. Las aportaciones de la química al desarrollo y bienestar de la HUMANIDAD HAN SIDO ESPECTACULARES. En agricultura, en farmacia, en medicina, en la industria y, en general, en todos los aspectos de la vida, el conocimiento aportado por la química aplicada ha sido crucial para mejorar la vida de las personas. La ONU ha querido recordar estos aspectos, reconociendo la “necesidad de desarrollar una creciente conciencia global sobre el papel clave que juega la química en el Desarrollo Sostenible, al proporcionar importantes soluciones a desafíos globales tales como la energía, la alimentación, o la salud”.

Precisamente en relación con la salud, concretamente en el campo de la higiene alimentaria, es donde desarrolla su actividad BETELGEUX-CHRISTEYNS FOOD HYGIENE, utilizando el conocimiento químico para elaborar productos dedicados a mantener en condiciones de inocuidad las instalaciones donde se elaboran alimentos y bebidas, contribuyendo así a la prevención de enfermedades alimentarias. Además, nuestra actividad se desarrolla respetando al máximo el medio ambiente, sin emisiones ni vertidos, usando siempre productos biodegradables.

Sin embargo, a menudo la sociedad tiende a olvidar que son los elementos de la tabla periódica los que forman la totalidad del mundo material, incluidos los seres vivos, que no somos sino un extraordinario laboratorio químico. Desgraciadamente la palabra “químico” es usada con frecuencia de forma indebida para referirse a “producto químico”, e incluso se llega a considerar que todo lo relacionado con la química es nocivo o peligroso. Se olvida que no existe una dicotomía entre lo químico y lo natural, ya que la naturaleza está formada íntegramente por elementos y compuestos químicos: el trisulfuro de arsénico no es menos natural que el aroma de una rosa, aunque el primero sea extraordinariamente peligroso.

En sus 150 años de existencia, la tabla periódica de elementos químicos ha experimentado numerosas modificaciones, tanto en la forma de representarla (de las 8 columnas de Mendeléyev se pasó a 18), como por la adición de los nuevos elementos que se han ido descubriendo. Hace apenas tres años la IUPAC confirmo que los elementos 113 (Nh, nihonio), 115 (Mc, moscovio), 117 (Ts, tenesio) y 118 (Og, oganesón) completan la séptima fila de la tabla. El desarrollo de la tabla periódica de elementos hasta su forma actual, debe mucho a Glenn T. Seaborg (1912-1999), un físico atómico y nuclear estadounidense que obtuvo el Premio Nobel de Química en1951 por sus descubrimientos en la química de los elementos transuránicos. Seaborg descubrió y aisló diez elementos y fue el primero en proponer la serie actínida, que fijó la disposición actual de la tabla periódica. Seaborg ha sido el único científico que tuvo el honor de ver en vida como se le daba su nombre a un nuevo elemento, el número 106 de la tabla, que fue bautizado como seaborgio, con el símbolo Sg.

La tabla periódica ha honrado la memoria de buen número de científicos, dándoles su nombre a muchas figuras relevantes como Nicolás Copérnico, Albert Einstein, Niels Bohr, Ernest Rutherford, Enrico Fermi o Marie y Pierre Curie. Entre ellos no podía faltar Dmitri Mendeléyev, cuyo nombre se utilizó para el elemento de número atómico 101, el mendelevio (Md), un actínido situado justo al lado del elemento que conmemora al fundador del premio Nobel que le fue negado: el nobelio (No).

Los eventos conmemorativos del IYTT (Año Internacional de la Tabla Periódica) y del centenario de la IUPAC, van a reunir durante este año a diferentes grupos de interés, sociedades científicas, instituciones educativas y de investigación, plataformas tecnológicas y representantes del sector industrial para promover y celebrar la importancia de la Tabla Periódica de Elementos, sus aplicaciones y su contribución a la sociedad. Sin duda, todas esas actividades contribuirán a mejorar la comprensión y valoración de la química en su conjunto.

Authors

Enrique Orihuel

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